INSTITUTO MULTIDISCIPLINARIO DE INVESTIGACIÓN PSÍQUICA Y PARAPSICOLÓGICA
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Por Dra. Minerva Lare



CUANDO LOS PADRES SE SEPARAN


La que se separa o se divorcia es la pareja, no los descendientes. Así que excepto en el caso de que se prive de la patria potestad a uno de los padres o a ambos, son los dos los que deben estar presentes en la educación y desarrollo del menor.
En muchos casos da la sensación de que obtener la custodia es sinónimo de disfrute en exclusiva de los hijos por parte del que la ostenta, e incluso se puede hablar de que las dos partes asumen esto.
Y esto ocurre tanto desde el punto de vista del progenitor que no cuenta con la tenencia, que muchas veces elude responsabilidades tanto económicas como educativas, como del custodio, que se cree con plenas facultades para tomar todas las decisiones sin contar con el otro padre.
Si no se ha privado a ninguno de la patria potestad, significa que ambos deben velar por los hijos y tenerlos en su compañía –de forma más o menos restringida en el caso del divorcio-, alimentarlos, educarles y darles una formación integral, además de corregirles de forma moderada y razonable.
Es decir, que ningún progenitor debe, ni puede, prescindir de estos derechos y deberes. En el caso de la alienación parental se vulneran los derechos del progenitor que no tiene la custodia.
El que ha obtenido el cuidado se considera en esta situación máximo responsable y toma las decisiones a veces a expensas del ex cónyuge. Pero, ¿cómo actúan para hacer valer ese supuesto poder?
Pautas de conducta
Lo que sigue es una breve referencia de los comportamientos más habituales de los llamados alienadores. En todo caso, conviene ser prudente antes de juzgar una actitud puntual –sobre todo en el primer periodo- como signo evidente de alienación.
Pone excusas de todo tipo para evitar pasar las llamadas telefónicas a los menores e intenta impedir que se ejerza el derecho a visita.
No avisa al progenitor de las actividades en las que participa el hijo y en las que debería estar presente, reuniones escolares, citas médicas o con el psicólogo, deportes, exhibiciones lúdicas, encuentros de padres...
Organiza, por su parte, todo tipo de eventos con el niño para los periodos en los que correspondería al otro progenitor ejercer su derecho a visita.
En el caso de que haya nuevos cónyuges o parejas, presentarán al suyo como la nueva madre o padre y criticarán constantemente al del ex compañero.
Toma decisiones importantes como serían un cambio de escuela o una opción religiosa sin consultar al otro progenitor.
Insulta y denigra al ex compañero/a delante de los menores y le acusa directamente de mantener un comportamiento negligente.
Revisa el correo y los paquetes que se le mandan a los hijos y en casos extremos pretenden intentar cambiarles los apellidos.

Minerva Lare

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